19/09/2009
Hoy en la mañana, hemos viajado a la ciudad de Cuenca, en el trayecto y debido a un corte de carretera, hemos pasado por pueblos rurales.
Nuestra primera parada fue en , Tribaldos, llamado también (Tacita de Plata), Allá por el año 1850 era un pueblo de emprendedores y muy buenos capataces, bien organizados, y ya que en todo el pueblo no había familia que no tuviera casa, su viña o sus olivas, había casas grandes, casas medianas y casas pequeñas, todos tenían algo. Pueblo de la época, con 700 u 800 vecinos, con una extensión del término municipal de 23,75 kilómetros cuadrados, sin terreno de regadio.
La segunda parada fue en Uclés, en el que hay un Monasterio, situado en lo alto de un cerro visible desde varios kilómetros, conocido con el nombre del Escorial Chico, fue sede de la Orden de Santiago. Es obra de Francisco de Mora.
Carrascosa del Campo, dentro de su casco urbano, se encuentra el edificio más importante de la villa, la iglesia de la Natividad Nuestra Señora, de los siglos XV y XVI (1580-1582).
Los tres pueblos estaban desiertos con el cielo gris sin sol, había humedad y parecían lúgubres y que no habia pasado el tiempo por ellos, como si estuviéramos en otra época, sus iglesias muy antiguas.
En Uclés fuimos recibidos por un perro que al notar nuestra presencia comenzó a ladrar frenéticamente a la vez que su intención era como de mordernos, pudimos observar como pasaba entre las rejas de la ventana donde se encontraba, hacía nosotros, por lo que tuvimos que hacer ademán de pegarle, metiéndose asustado hacía la casa, al volver, siguió ladrando pero sin llegar a atacar, la verdad es que lo pasamos un poco mal por la actitud de este animal.
Cuando entrábamos en la ciudad de Cuenca, pudimos ver un letrero de carretera en el que nos indicaban el camino a seguir para llegar a la ciudad Encantada, por lo que antes de entrar en Cuenca nos dirigimos por una carretera turísticas llena de curvas hasta esta ciudad.
Una vez en ella y tras pagar una entrada pudimos contemplar maravillas de la naturaleza, labradas con formas de barcos, caras, mares y todo lo que la imaginación puede entender, incluso pudimos ver los amantes de Teruel dos piedras con forma de cara enfrentadas una a la otra como si fueran a darse un beso de amor, fue maravillosa la visita que cuyo recorrido duro una hora aproximadamente y después de comer en el restaurante de la carretera, nos dirigimos a Cuenca.
La ciudad estaba de fiestas y sobre las 17:00 horas soltaban una vaquilla por las calles, por lo que evitamos ir por la zona de la Catedral y calles adyacentes, estuvimos viendo las casas colgadas del siglo XIV, algo digno de ver por la antigüedad de estas y por la situación de estas, las cuales se encuentran en el casco antiguo de la ciudad, entrando por su calles, pudimos observar una reja de hierro en la que su parte superior esta formada de una pieza, teniendo esta varias formas por lo que tuvieron que ser contadas sobre el hierro maestro en varias capas a la vez que se le daba forma, según los del lugar es la única reja de hierro que existe en el mundo, después de un paseo por sus calles las cuales eran estrechas y muy empinadas en las que el caminar se hacía difícil y cansado, nos dirigimos a una terraza muy concurrida, en la que pedimos unos cafés y mientras charlábamos animadamente pudimos ver como había un cura con un maletín frente a nosotros, en la puerta de una iglesia esperando algo, nos reímos y comentamos que parecía el exorcista, fue un bonito día para no olvidar.